Álvaro de Soto, diplomático peruano que como representante del entonces secretario de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar, estuvo a la cabeza de la mediación en las negociaciones que pusieron fin al conflicto armado salvadoreño, el 16 de enero de 1992, concedió unos minutos de entrevista a Diario El Mundo el día en que participó como expositor de la “VIII Conferencia Ministerial de la Comunidad de las Democracias”, el 24 de julio de 2015. Hoy, en el 24 aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz, El Mundo publica, íntegra, la plática en donde el mediador reconoce logros y muestra su deseo porque la cultura de la concertación se afinque en El Salvador.
¿Hay avances?, mucha gente habla de que la polarización es la peor herencia de la guerra y de la época de las dictaduras.
Sí, hay una cierta crispación que habría que vencer, evidentemente, pero eso es parte del trabajo del avance de la democracia. Pero lo cierto es que ha habido, a partir de los acuerdos de paz, un salto cualitativo inmenso, desde que se ha dado, la gente se habla, los partidos opositores, eso no ocurría antes, y esa es una de las razones que llevó a la guerra, ¿no es así?, que no había ambiente como lo dijo el presidente (Alfredo) Cristiani, en la firma de los Acuerdos en Chapultepec, no estaban dadas las condiciones para resolver pacífica y democráticamente las condiciones para resolver los problemas que llevaron a la guerra. Pero todavía no está completamente afincada, ni de un lado ni de otro, la idea de que hay que buscar la manera de resolver conjuntamente algunos problemas que no pueden ser resueltos por ningún lado solos. Pero yo creo que se puede hacer, hay un grado hoy de civilidad en El Salvador que no existía antes y que es envidiable en muchos lugares del mundo en desarrollo.
¿Qué tipo de problemas?
El presidente mismo ha hablado de la necesidad de buscar políticas de Estado, como le llama él, que no pertenecen a ningún partido, que no pertenecen solo al Gobierno sino que abordan toda la ciudadanía, tales como los problemas de la seguridad ciudadana, como la necesidad de reactivar la economía, la de dar educación a todos los salvadoreños, ese tipo de problemas, que hay que abordarlos de manera concertada. Todavía se está afincando y poco a poco esa tarea de concertación, que es el ideal de la democracia, el ideal de la democracia es que pueden haber desacuerdos y competencia entre los partidos sobre cómo abordar los problemas, pero tiene que haber ese sentimiento profundo de que uno gobierna para todos y que uno no puede imponer, ni un lado ni el otro, le puede imponer su voluntad.
Algunos hablaron de un movimiento golpista. ¿Ve posible golpes de Estado sin que haya participación de la Fuerza Armada?
Lo que yo he visto son unas declaraciones donde hablan más bien de desestabilización. Yo creo que no querían decir, me parece que lo han aclarado ahora, no tenían en mente un golpe de Estado a la antigua, han matizado y corregido. No estamos reviviendo el pasado. Dios me libre, el pasado que quede en el pasado.
¿Usted no ve a El Salvador regresando (al pasado)?
No, no, no... Lo que hablan es que temen una cierta desestabilización y ha habido casos en los cuales ha habido movimientos en los cuales han alterado el orden constitucional en países de la región que inquietan, pero yo creo que eso sería manejable si hubiera más esa cultura de concertación que creo que se está desarrollando, pero que demora en afincarse, esas son cosas que no se pueden decretar ni legislar, para las cuales no basta la firma en un acuerdo. Eso hay que crear hábitos que no han existido antes, ¿no?, en cierto modo, en los últimos 20 y pocos años, El Salvador está dando sus primeros pasos en la democracia, y éstas son cosas que demoran generaciones en desarrollarse. Hay muy buenas razones para ser optimistas.
¿Qué nos falta para lograr esa cultura de paz?
Hay que aprender poco a poco, hablar mucho, dialogar mucho, escuchar ejemplos de otros lugares, los profesionales saben hacerlo, cuesta aprenderlo, lo que pasa es que uno desarrolla ciertos hábitos y reflejos, ¿no? Después de lo que pasó El Salvador, la trágica guerra que sufrieron, no es sorprendente que todavía queden... la gente esté viendo cosas que antes... y que tenga miedo, eso es una sociedad que ha pasado por una guerra como la que ha sufrido El Salvador es una sociedad traumatizada, y recuperarse de eso es difícil. La madurez que se requiere para sobreponerse a ella, de todos lados y sobre todo las principales fuerzas políticas, que son un poco hijos de los que combatieron en la guerra es algo que se desarrolla poco a poco con tiempo.
¿Cómo ve usted la inseguridad del país?
Es un tema que preocupa a todos los salvadoreños y lo entiendo. Creo que hay más o menos el sentimiento general, desde luego hay un problema de manejo de seguridad a través de los instrumentos tradicionales, Policía, la justicia, etcétera, pero en el fondo refleja problemas sociales que tienen que sobreponerse y para los cuales necesitan recursos, y eso es complicado.
¿Es posible un segundo acuerdo?
Es lo que venía diciendo, el Presidente aboga por eso y yo creo que la oposición no está en desacuerdo en que debería haber políticas nacionales, concertarse dejando sus etiquetas partidarias en el vestíbulo.